A mi amigo se lo llevó un avión hace pocas horas… y quedaron en algún rincón aleatorio de nuestro interior ocho años de cercanía, complicidad y lágrimas... quedaron en algún rincón flotando.
Cuando nos despedimos, lloramos algo muy fuerte y que ambos estábamos conscientes de perder al decirnos adiós : un país, un continente, una cultura que descubrimos juntos.
Nada que tenga más valor que constatar lo fuerte que podemos ser si tenemos a alguien cerca.
Y momentos que duelen tanto como las despedidas, a pesar de todo, nos dan la tranquilidad de sentirnos vivos.
1 comment:
Sí... sentirse vivo. Toca.
Post a Comment