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Tarde


Temés tanto, tantísimo, que la lluvia te aplaste, que tomás la decisión incomprensible de no salir más de tu mundo.

Tus manos transparentes no descifran lo que buscan tus ojos.

Esperan, ansiosas, dar con algo que te tranquilice.


Una carta. Un vaso. Un veneno.


Y en sus vaivenes incesantes, son mariposas atrapadas que presienten la llegada de la muerte.

1 comment:

macizo said...

uy, Manolo, qué texto más lindo. No tengo nada más que decir

.elarchivoquehabla